La Farmacia Clínica
Bertha Pareja P.
Introducción
Durante los últimos años, una de las principales preocupaciones de
las autoridades de salud, ha sido la modificación de los llamados
"SERVICIOS DE SALUD". Para tal finalidad, se han propuesto muchos
esquemas que varían en complejidad, pero que tienen como denominador común el
conseguir un mejor empleo de los recursos materiales así como los humanos.
Revisando las publicaciones de la Organización Mundial una de cuyas metas es la
"Salud para todos en el año 2,000", vemos que como una forma de poner
los servicios de salud al alcance de las mayorías, preconiza la asistencia
primaria y el máximo aprovechamiento del personal profesional, así como
técnico.
Estos hechos ha dado lugar, a que en el campo de la medicina y de
las profesiones del área de salud en general, haya sido necesario introducir
cambios en la orientación y los alcances de los llamados "sistemas de
cuidados de salud", cuyo ámbito comprende la salud del individuo, de la
comunidad, sea esta rural urbana, el ambiente físico y social de la persona así
como su salud biológica, para asegurar la supervivencia de la especie.
Examinando detalladamente las proyecciones de éstos cambios,
podemos decir que hasta hace unas décadas "todos debían gozar de buena
salud" al presente todos deben gozar de buena salud por que la salud es un
derecho establecido por las constituciones de todos los estados, existe una
diferencia en el énfasis, la carga de responsabilidad ha virado del individuo
al proveedor. El individuo siempre ha deseado buena salud para él y su familia,
pero este deseo estaba supeditado a que encuentro quién se lo provea a que él,
pueda sufragarla.
Si los servicios de salud no estaban disponibles o no estaban a su
alcance, entonces las arreglaba con medicamentos caseros y confiaba en la
providencia.
Al presente, la sociedad establece que todos los hombre tienen el
mismo derecho a la salud y para asegurar su cumplimiento la sociedad misma se
constituye como proveedor de salud movilizando y aplicando para conseguir esta
finalidad, todos los recursos que están a su alcance. Estos recursos incluyen a
todos los integrantes del equipo de salud entre los que está el farmacéutico
quien debe asumir nuevos roles y responsabilidades para cumplir los imperativos
de la llamada "edad de la conciencia social". Entre estos nuevos
roles, consideramos como el más fascinante es el que ofrece la Farmacia
Clínica.
Aspectos Educacionales
La Asociación del adjetivo "clínica" para modificar al
nombre "farmacia", es relativamente de reciente origen, aunque la
noción de farmacia clínica como servicio, tiene varios precedentes históricos.
En los últimos años el término ha sido frecuentemente empleado en la
literatura, aunque su significado actual data de la década de los años sesenta.
Según Brodie, la finalidad fundamental de los servicios de
farmacia, debe ser el empleo adecuado y seguro de los medicamentos o drogas por
el consumidor, en este contexto la función básica de la farmacia, es clínica
por naturaleza y puede identificarse como el control de las drogas empleadas, entendiéndose
por control, la suma total del conocimiento, comprensión, técnica, evaluación,
ética, procedimientos y habilidades, que garantizan la óptima y segura
distribución de los medicamentos que consume una población. Este mismo autor,
opina que la naturaleza de los servicios farmacéuticos está siendo redefinida y
que la práctica clínica puede aplicarse igualmente para atender las necesidades
relacionadas con todos los aspectos del manejo del medicamento en los
hospitales tanto con pacientes internos como con los ambulatorios, así como en
la farmacia comunitaria u oficina de farmacia.
En el futuro, dicen Bensón y Brodie los farmacéuticos tendrán
oportunidades cada vez mayores de participar en la distribución de medicamentos
en situaciones clínicas. Los nuevos patrones de ejercicio que surgen al
presente colocan al farmacéutico realizando actividades con las que no habría
soñado hace algunos años, como por ejemplo pasando visita junto al médico en
las salas de un hospital, en la estaciones de enfermeros, en los diferentes
pabellones, interpretando órdenes para la terapia, preparando mezclas para
administración endovenosa, absolviendo consultas acerca de diferentes aspectos
del medicamento y la terapia, preparando las recetas, ofreciendo información a
los pacientes, a los médicos y las enfermeras. De este nuevo rol del
farmacéutico y de las múltiples posibilidades que le ofrece esta modalidad del
ejercicio profesional, nos ocuparemos dando énfasis a dos aspectos que deben
discutirse juntos, es decir, la farmacia clínica como doctrina educacional, y
la farmacia clínica como modalidad de ejercicio profesional, ya que existe una
relación simbiótica entre la educación farmacéutica y la práctica profesional
es decir son interdependientes y sería muy difícil conseguir excelencia en una,
sin tener muy alta calidad en la otra.
La farmacia clínica tal como la conocemos, surgió en los Estados
Unidos en la década de los años sesenta como una respuesta a las necesidades
sociales de los tiempos. Los cambios producidos después de la segunda guerra
mundial, incentivaron el interés por la educación, los avances en la tecnología
fueron muy grandes y las profesiones de la salud, que incluyen la Farmacia,
respondieron a esas necesidades concentrando más su atención en las personas,
entonces se vislumbró un nuevo rol para el farmacéutico como experto en el
empleo racional de los medicamentos.
Evolución de la Farmacia Clínica
Es interesante revisar de manera breve la evolución del concepto
de "Farmacia clínica". Se cree que el primer intento de definirla,
fue el de Herbert Younalken en 1953 para identificar una novedosa modalidad de
enseñanza. Este autor, aplicó las experiencias del profesor Wait Rising y
diseñó un imaginativo programa empleando las farmacias de la ciudad de Seattle
para que los estudiantes de la Universidad realizaran prácticas alternadas con
períodos de discusión de casos clínicos. Sin embargo, como ocurre con casi
todas las iniciativas que tratan de romper con viejos sistemas, la idea no tuvo
éxito y se desencadenó una campaña de protestas por parte de las asociaciones
profesionales médicas así como farmacéuticas. La idea de Rising, quien destacó
que la "experiencia clínica dentro del curriculum era el fundamento de la
educación farmacéutica moderna" quedó adormecida por casi un cuarto de
siglo.
En 1967 con motivo de la segunda reunión de la Asociación
Americana de Farmacéuticos de hospital en Washington D.C., Paul Parker comentó
la falta de una definición adecuada y sugirió que la Farmacia Clínica podría
definirse como el concepto o filosofía que enfatiza el empleo seguro y adecuado
de los medicamentos dando más énfasis al medicamento dentro del paciente, más
que al producto mismo, lo que se conseguiría por una interacción entre todos
los responsables por las drogas, así como las disciplinas comprometidas en su
producción y consumo.
Posteriormente, en 1976 con ocasión del Primer Congreso Mundial de
Farmacia Clínica organizado por la Universidad de Minneapolis, paralelamente a
la reunión anual de la Asociación Americana de Farmacia, se analizaron aspectos
educacionales así como del ejercicio profesional, llegándose a la conclusión de
que la Farmacia Clínica como doctrina educacional, puede considerarse como
"el área dentro del curriculum profesional que trata del cuidado del
paciente, con énfasis en la terapia medicamentosa, tratando de desarrollar una
actitud orientada al paciente más que al medicamento, es decir clínicamente
orientada".
Desde el punto de vista educacional, existe otro hecho importante,
y es que el componente clínico da relevancia al aspecto didáctico del
curriculum y que la experiencia adquirida en el ambiente hospitalario y el
contacto con el paciente, puede ser aplicada en cualquier modalidad del
ejercicio profesional.
El curriculum de cualquier institución educacional, debe servir al
estudiante, a los profesores, a la profesión y quizás más importante que todo
debe servir a la sociedad. Esto nos hace pensar que el curriculum debe cambiar
a medida que cambian las necesidades de la sociedad. En la generación pasada,
nuestra profesión ha cambiado de arte a ciencia y superpuesto en esa base
científica, está un componente socioeconómico que es de gran importancia.
Además, nuestra profesión ha cambiado en la naturaleza de los servicios
farmacéuticos, en el número de personas a las que servimos, y en la magnitud en
la cual esas personas emplean nuestros servicios. En gran parte estos cambios
en nuestra profesión son el resultado de cambios en los sistemas educacionales
que han sido influenciados por las necesidades cambiantes del público respecto
a los servicios farmacéuticos.
Desde la segunda guerra mundial, las ciencias Biomédicas han
tenido una marcada influencia sobre la educación farmacéutica, este efecto muy
necesario, ha servido para estabilizar los sistemas educacionales y contribuir
a que con su influencia las Facultades de Farmacia aumenten su importancia y
destaquen dentro de las universidades.
Es un hecho demostrado, que el desarrollo profesional puede ser y
ha sido limitado por patrones educacionales, por esto es una responsabilidad de
las Facultades o Programas Académicos de Farmacia ofrecer al estudiante una
educación relevante a la práctica del presente, pero que al mismo tiempo le
permita complementar esta educación a medida que sus obligaciones cambien. Si
miramos a nuestro alrededor, veremos que todo ha cambiado y seguirá cambiando.
Ha habido cambios en la tecnología, en las comunicaciones, en los medios de
transporte, en los medicamentos y en las formas de dosificación. Sería pues un
error pensar que hemos alcanzado un nivel estacionario o que los cambios se han
detenido por el momento. Como educadores estaríamos disminuyendo nuestra
profesión si aceptáramos esta posibilidad. Debemos pensar que los estudiantes
del presente estarán ejerciendo la profesión en los años 2000 y que la
educación básica que debemos darles, debe ser tal que les permita adaptarse a
esos cambios, porque hay algo seguro, dentro de 50 años no se estará
practicando la Farmacia de 1998.
Es un defecto generalizado, el comparta mentalizar el sistema
educativo en el área de salud y separarla geográficamente de los otros
ingredientes del área médica. Esto debe ser modificado y cualquier curriculum
con intención de cambio, debe ser integrado con las áreas de Medicina,
Odontología y Enfermería.
El concepto de farmacia clínica ha tenido efectos muy benéficos
sobre la estructuración curricular, ya que ha permitido a los educadores darse
cuenta por primera vez, que en sus programas de estudios existen cursos
anticuados e irrelevantes y que también los cambios curriculares deben incluir
un cambio de mentalidad y actitud de profesores y estudiantes.
Los modernos conceptos educacionales aconsejan que la educación
farmacéutica debe aproximarse a la médica y a las otras profesiones del área de
la salud, ya que es un hecho demostrado que solamente la educación
interdisciplinaria formará profesionales que durante el ejercicio no tengan
dificultades ni prejuicios para integrarse efectivamente y trabajar en equipo
para beneficio del paciente.
Volviendo a la revisión de la evolución del concepto de Farmacia
Clínica, veremos que al presente se acepta que éste implica la práctica en
presencia de los pacientes, sean estos hospitalizados o ambulatorios,
incluyendo a aquellos que acuden a la oficina de farmacia a adquirir los
medicamentos prescritos después de una consulta médica. Es decir que el término
no implica una práctica confinada al ambiente institucional, aunque un hospital
es el lugar más apropiado para una eficiente práctica clínica ya que presenta
la oportunidad de observar de cerca un gran número de diferentes procesos
patológicos, tener acceso a la historia clínica, observar día a día la
respuesta del paciente a determinada terapia, comunicarse directamente con los
pacientes a quienes se les puede controlar en un gran número de aspectos
relacionados con el régimen de dosificación, las posibles interacciones droga- droga, droga- alimento, las reacciones adversas a
los medicamentos, las posibles interacciones en las mezclas de administración endovenosa
así como las enfermedades iatrogénicas.
Para comprender a cabalidad el significado y posibilidades de la
"Farmacia clínica" como modalidad de ejercicio profesional,
analizaremos algunos componentes básicos para este ejercicio. En muchas
instancias el servicio potencial que el farmacéutico podría ofrecer al paciente
y a otros integrantes del equipo de salud, no se realiza simplemente por falta
de comunicación por lo que consideramos la comunicación como un componente
básico para este
ejercicio. Este hecho que fue más acentuado en el pasado, ha sido destacada por
el Dr. Donald Francke en varios de sus numerosos trabajos sobre el tema quien
ha dicho "que entre los integrantes del equipo de salud", el
farmacéutico es el profesional menos conocido y peor utilizado "ya que muy
pocas veces ejerce su profesión empleando a cabalidad sus conocimientos y
habilidades", estudia y ejerce la profesión en completo aislamiento e
incomunicación".
Para una práctica profesional exitosa en cualquier campo, y de
manera especial en el de la Farmacia clínica, es importante desarrollar una
buena capacidad de comunicación. Esto ayudará a conocer los aspectos
psicológicos y emocionales del paciente, así como las diferencias en la
conducta de aquellos provenientes de diferentes estratos socioeconómicos.
Sabemos que una de las funciones del farmacéutico clínico es realizar
entrevistas a los pacientes y administrarles los medicamentos prescritos. Los
resultados de la entrevista serán tanto mejores cuanto mayor sea la capacidad y
habilidad del farmacéutico para establecer una comunicación efectiva.
Como un prerrequisito para una comunicación eficiente con el
médico y los otros profesionales del equipo de salud, el farmacéutico debe
estar familiarizado con sus funciones y conocer la terminología médica, debe
poseer y trasmitir confianza en sus conocimientos y habilidades, debe tener
paciencia para escuchar y entusiasmo para contribuir a la recuperación del
paciente.
Otro componente primario de la práctica clínica, es la consejería, es
decir la provisión de consejo en materia terapéutica al paciente así como a los
otros profesionales que participan en el cuidado del paciente y quizás el
ambiente donde es más necesaria esta práctica, es en la oficina de farmacia. En
este ambiente el farmacéutico puede hacer uso de sus conocimientos y
experiencias para orientarlo y guiarlo en todo lo referente a la terapia
prescrita. La mejor manera de realizar una consejería efectiva, es llevando el
perfil terapéutico del paciente, éste proporciona una información biográfica de
todo el proceso patológico que está siendo tratado. De otro lado, podría
evitarse la automedicación y proteger al paciente del abuso de los medicamentos
de venta libre, que de manera general son adquiridos guiados únicamente por una
eficiente propaganda que solo describe los efectos benéficos de un producto. El
farmacéutico tiene una obligación moral y profesional de proteger al consumidor
en este aspecto.
En lo referente al tercer componente de la Farmacia Clínica, es
decir la consultoría, creemos
que ésta es una de las funciones más prometedoras y potencialmente
significativas del ejercicio de la Farmacia Clínica. La necesidad de tener una
persona que proporcione información detallada acerca de los diferentes aspectos
del medicamento, es cada día mayor y continuará aumentando a medida que la
necesidad por la información se agigante, que los tratamientos médicos se hagan
más complejos, que sé que se acentúe la falta de personal para la atención de
salud y que los peligros potenciales de la terapia medicamentosa se hagan más
evidente. Lógicamente que esa persona, solo puede ser el Farmacéutico, quien
ampliando la preparación adquirida durante el cielo profesional con cursos de
postgrado, está capacitado para ser el consultor terapéutico del paciente, de
los miembros del equipo de salud del cual forma parte, así como del público en
general. A este respecto es interesante plantear una pregunta. A quién recurre
el médico cuando desea conocer algún aspecto específico de una forma farmacéutica?,
a los libros, a otro colega, a las revistas y publicaciones especializadas, al
material que le proporciona el fabricante del producto, o al propagandista
médico. Lo lógico sería que recurra al Farmacéutico que es la única persona que
puede ofrecer una información detallada, imparcial, actualizada, y completa de
medicamento, en la que no solo se ponderen los efectos benéficos del principio
activo, sino también los efectos adversos, interacciones, toxicidad potencia] y
la magnitud de cada uno de estos.
Objetivos de la Farmacia Clínica
Todo propósito valedero, debe tener objetivos bien planificados
para alcanzar el éxito. En términos concretos, el objetivo primordial de la
Farmacia Clínica, es mejorar
los servicios farmacéuticos y extender los llamados "cuidados de
salud" al paciente, al
personal médico y paramédico, a la comunidad y a las instituciones. Para
alcanzar estos objetivos se necesita un movimiento que podríamos llamarlo
"ecuménico" dentro de la profesión farmacéutica, es necesaria una
estrecha colaboración entre la universidad, los profesionales en ejercicio, las
instituciones de salud, los estudiantes y las asociaciones profesionales,
solamente una alianza entre estos grupos puede dar lugar a nuevas actitudes, a
una evaluación sistemática y a una crítica constructiva de los patrones de
enseñanza y de los nuevos roles del ejercicio profesional.
Los educadores son los que desde las aulas universitarias pueden
familiarizar al estudiante con las aplicaciones clínicas de sus conocimientos
de materias tales como la farmacología, farmacotécnia, biofarmacia,
farmacocinética y patología, que pueden ayudarles a conocer los métodos
generales de diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, de manera
específica en cuanto al aspecto del empleo de las drogas los que pueden
desarrollar en el estudiante facilidad para una efectiva interacción con el
paciente y los otros integrantes del equipo de salud, así como sentido de
responsabilidad para controlar el empleo racional de los medicamentos. Es un
hecho conocido que al presente existe un marcado empleo inadecuado y abuso de
los medicamentos en la sociedad. Si los farmacéuticos asumieran a cabalidad su
responsabilidad podría eliminarse o controlarse por lo menos en parte. Quizás
una manera de contribuir a esta finalidad sería acercar la educación
farmacéutica a la médica y a las otras profesiones del área de salud, y unir
esfuerzos para corregir estas anomalías.
Bibliografía